Los ladrones sustraen los espejos, algunos de ellos valorados en 370 euros, de dos marcas de automóviles de alta gama en Valencia
Algunos afectados han sufrido hasta dos robos en noches consecutivas.
Cobre, placas solares, aparatos ópticos, cabrestantes (pequeñas máquinas de arrastre instaladas en las grúas), catalizadores de tubos de escape y ahora, espejos de los retrovisores de varios
modelos de BMW y Mercedes. Las bandas de delincuentes que operan en Valencia eligen o cambian sus objetivos según las habilidades de los integrantes del grupo y el valor en el mercado negro de
los productos que sustraen.
Una oleada de robos de espejos retrovisores, valorados entre 100 y 370 euros cada uno, mantiene en jaque a la policía desde hace dos semanas en la ciudad de Valencia. El ladrón o los
ladrones actúan con gran destreza y desencajan el espejo en pocos segundos sin causar daños en coche. Los delincuentes se apoderan sólo de la fina placa de vidrio reflectante, pero no arrancan el
retrovisor, según informó el responsable de un concesionario con una veintena de clientes afectados.
El paseo de la Alameda y las calles cercanas al estadio de Mestalla es la zona de actuación preferida de los ladrones, aunque también han sustraído espejos en algunas calles del centro de
la ciudad, Benimaclet y Ruzafa, así como en poblaciones de l'Horta como Paiporta. En sólo seis días, concretamente entre el 19 y el 24 de enero, los concesionarios de BMW y Mercedes de Valencia
repusieron hasta 40 espejos que los delincuentes desmontaron de vehículos aparcados en las calles de Valencia.
«La mayoría de los robos fueron limpios. Hemos puesto otro espejo y problema solucionado», explica un trabajador del departamento de recambios del concesionario. «Pero en varios vehículos
hemos tenido que cambiar las dos piezas enteras. Los clientes habían plegado los retrovisores con el sistema automático, y cuando los forzaron para sacar el espejo rompieron el motor», añade el
empleado. El precio de la reparación en estos casos asciende a cerca de 2.000 euros en algunos modelos de BMW.
Algunas veces los daños están cubiertos por la póliza de seguros, lo que obliga a las víctimas a presentar las correspondientes denuncias en una comisaría de la Policía Nacional o cuartel
de la Guardia Civil. La oleada de sustracciones de espejos mantiene en alerta a la Policía Nacional. Un grupo de agentes de paisano ha montado en los últimos días varios operativos en Valencia
para detener al ladrón o los ladrones. Los investigadores sospechan que una banda organizada de delincuentes podría estar detrás de estos hechos delictivos, como ha ocurrido con otras olas de
robos de cobre o aparatos ópticos.
Mientras policías de paisano peinan las calles del distrito de Exposición por la noche, otros agentes centran sus indagaciones en la venta de recambios a través de internet. Las pesquisas
policiales no son fáciles, ya que los espejos no llevan ningún número de serie identificativo. Además, la localización del vendedor de una pieza sustraída no implica su imputación por el robo,
sino que en la mayoría de los casos «sólo pueden acusarlos de un delito de receptación», afirman fuentes jurídicas.
La policía tampoco descarta la posibilidad de que los espejos sean trasladados a países de Europa del Este, donde el control de la venta de recambios es menos riguroso que en España. Las
piezas fotocromáticas que están sustrayendo en las calles de Valencia tienen calefacción y luces indicadoras de la posición de un coche en ángulo muerto, por lo que su precio con IVA supera los
400 euros en algunos modelos.
En algunos casos, algunos propietarios de coches de alta gama han sufrido hasta dos robos en dos noches consecutivas. Antonio E., un vecino de Paiporta, tuvo que acudir dos veces en la
misma semana al cuartel de la Guardia Civil para denunciar la sustracción de los espejos, escobillas e insignias de la marca de su automóvil.
«Cuando aparcas el coche en la calle te expones a un riesgo de robo o vandalismo, pero la verdad es que sientes una impotencia muy grande cuando te pasa dos veces tan seguidas», afirma
Antonio E. «El día que estaba poniendo la denuncia coincidí con otra persona que estaba en el cuartel por lo mismo», precisa el vecino de Paiporta.
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