Atraca un banco para pagar la mensualidad de su mujer en el asilo

El hombre accedió a la sucursal del Banco Santander enm la esquina de José Aguado con Alcalde Miguel Castaño, en la ciudad leonesa, y procedió con el ritual del atracador. Exhibió un arma, exigió dinero y tomó la puerta de salida. El atraco que parece de profesional tiene detrás un historia de angustia. 

El autor, de 72 años, y sin antecedentes penales de ningún tipo según fuentes consultadas por este periódico a la investigación del caso, optó por la vía de lograr dinero de la forma más urgente para pagar la mensualidad del asilo en el que está su mujer. El detalle del apuro económico hurga en una realidad social que muchos no quieren ver. Al atracador circunstancial le detuvo un vigilante de seguridad de un centro comercial próximo a la oficina bancaria en la que el hombre de 72 años creyó encontrar solución al aprieto económico que le expone el asilo.

Lo aprisionaron tras escapar de la sucursal con el dinero, una vez que el empleado en la caja leyó en un papel las exigencia del septuagenario, que le intimidó con el arma simulada. Eso se supo una vez que el vigilante de seguridad pudo detenerle. Luego, ante los agentes del orden que le interrogaron en dependencias policiales, expuso la historia de un hombre común entre los mortales leoneses que debe recurrir a una excepción ante la ley para saldar la deuda contraída con una residencia de la tercera edad. A esa hora, la policía ya vendía la detención del atracador como una gran demostración de pericia y oficio. El resto, salvo la historia angustiosa de esta familia, se ajusta a un atraco de los de serial policial. casi pícaro: un hombre accede al banco, saca un arma, explica que es un atraco por si el personal no se percata de sus intenciones, toma el dinero y huye. Y la policía lo persigue, lo detiene con ayuda, recupera el botín y lo pone a disposición judicial. Una angustia.

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